Contra las clases online, el mercado y la precarización de la educación!

En medio de la situación que estamos atravesando como país producto de la emergencia sanitaria mundial; la cuarentena flexibilizada por el mercado, el pésimo manejo de la situación por parte del gobierno, la evidenciada crisis del sistema en su conjunto producto de décadas de precarización condicionadas por la fase neoliberal e incluso la crisis del trabajo que ha surgido debido a este modelo laboral que prioriza las ganancias del empresariado antes que como se evidencia en este contexto, la salud de las y los trabajadores y sus familias.

En medio de todos estos hechos, la UdeC se encuentra terminando el segundo semestre de un año 2019 marcado por intensas movilizaciones sociales, sin poder comenzar el año académico correspondiente al 2020, o al menos eso teníamos asumido, pues desde dirección de docencia han informado que el primer semestre 2020 comenzará el 6 de abril, como se tenía calendarizado desde el año pasado, sin embargo la modalidad de estas clases será vía online.

Ante esto, podemos recordar que desde hace un tiempo la universidad había manifestado las intenciones de aplicar esta modalidad de clases virtuales, principalmente en momentos en los que como estamento estudiantil habíamos paralizado las actividades académicas manifestando nuestro rechazo a las distintas formas en que nuestra educación se ha visto y se ha seguido viendo precarizada. Si bien hoy el contexto es otro, evidenciamos que la insistencia en la propuesta de las clases virtuales y la aplicación de esta medida, sólo serviría de precedente para poder volver a utilizarla en cualquier otra circunstancia similar a la descrita con anterioridad, invalidando así nuestras decisiones y autonomía como estamento estudiantil.

Al tomar estas medidas, la universidad obvia los diferentes contextos – sociales y económicos – de las y los más de 27 mil estudiantes, asumiendo que todas y todos se encuentran en las condiciones favorables para acceder a un dispositivo (computador, smartphone, etc.) e internet que les permita ser parte de estas clases virtuales. Por otro lado, no olvidemos que nos encontramos en un año donde nos enfrentamos a un alza importante de los aranceles en todas las carreras de la universidad, de las que podemos mencionar Ing. Civil en Minas, Medicina y Odontología las cuales superan los 5 millones de pesos.

Asimismo, tampoco podemos abstraernos del análisis en torno a cómo el sistema educativo de mercado ha degradado profundamente nuestra educación. Debemos considerar la crisis del conocimiento que sufrimos dentro de la educación en su conjunto, desde que entramos a la enseñanza primaria, pasando por la enseñanza secundaria y en particular en la educación superior, donde somos testigos de la precariedad de las clases impartidas en la institución por la tecnificación de las carreras, en las que el contenido que se nos imparte está casi obsoleto y no nos permite generar conocimiento ni cuestionarlo, solo reproducirlo.  

De este modo, también nos vemos afectadas y afectados por la poca o nula preparación pedagógica en las y los docentes que contrata la universidad, pues el fin de estas contrataciones, en su mayoría, son para las investigaciones y los artículos que puedan publicar con el nombre de la universidad, incrementando así el financiamiento desde empresas privadas producto de la mercantilización de la educación. Pues, la oferta de las universidades de generar profesionales para abastecer al mercado laboral de trabajadoras y trabajadores quienes recibirán sueldos precarizados, se ve directamente afectada al retrasar las calendarizaciones previstas en un año académico sin interrupciones.

Entonces nos preguntamos, ¿para qué son realmente las clases online?, ¿para que las y los estudiantes puedan continuar tranquilamente con sus clases? o ¿para mantener activo el mercado educativo y seguir reproduciendo las relaciones laborales pro-empresariales?

¡No a las clases virtuales!

Las clases online no solo empeoran la situación de la ya deficiente formación académica que nos imparte la casa de estudios, sino que, además nos clarifica sus motivaciones mercantiles. Es por esto que como estudiantes rechazamos tajantemente la modalidad de clases online, porque nuestra formación académica, para llegar a convertirnos en profesionales, ha sido profundamente precarizada, ha sido tecnificada y fragmentada, y ha obtenido una orientación netamente mercantil.

Nuestra formación debe dejar de ser considerada un bien mercantil y no seremos cómplices de cómo una vez más el mercado educativo y con ello la UdeC implementa medidas que vayan en contra de lo que históricamente hemos exigido como estudiantes, una educación estatal y gratuita para todas y todos. Nuestra lucha continúa y la ejercemos día a día contra las lógicas del sistema capitalista que nos atomiza y nos precariza en todos los ámbitos, vulnerando constantemente nuestros derechos sociales.

¡Toda la educación al estado!
Solo con la lucha,
no existe otro modo,
seguimos construyendo
¡Para todxs todo!

Deja un comentario