LA CRISIS DE LA EDUCACIÓN ES LA CRISIS DEL CONOCIMIENTO

 

• A partir del análisis del actual escenario político de la educación superior (Esup.), en el artículo que publicamos antes, podemos señalar que: El bloque dominante es capaz de adaptar su práctica política para dar respuesta a las más diversas demandas levantadas por los estudiantes. En este sentido, demuestra su versatilidad para contener y cooptar dichas demandas, lo que representa finalmente que, dentro del marco de la educación, muchas de las problemáticas que aparentemente se presentan como estructurales por parte de la misma izquierda, son totalmente posibles de resolver al interior del capitalismo. Esto nos lleva a cuestionar cual es la principal contradicción al interior del modelo neoliberal respecto a la educación superior.
• En este sentido, es imperioso entender qué rol ha tenido la predominancia del mercado en la Esup, así como la funcionalidad de la educación para el desarrollo del capitalismo en el periodo actual.

La implementación del neoliberalismo en Chile trajo consigo diversas consecuencias. En lo que respecta a los derechos sociales, estos abrieron paso a constituirse en bienes de consumo, producto de la lógica mercantilizadora que permeó toda la estructura económico-social. En este sentido, la educación superior -a partir de la década del 80- sufrió grandes transformaciones, sobre todo a partir de la masificación de la matrícula y las universidades, así como la diversificación de carreras y tipos de instituciones. Todo esto producto de la proliferación del mercado, que dinamizado por el efecto del incremento ascendente de la demanda (bajo la lógica aspiracional que ha permeado ideológicamente a las capas populares producto de las mayores capacidades de consumo a través del endeudamiento), dio pie para un desarrollo vertiginoso y una rápida consolidación del mercado educacional. El impacto aparente fue el mayor acceso a educación de una porción de la población que, mediante el acceso a crédito, podía llegar a la educación terciaria. Sin embargo, detrás de eso, se ocultaba la creciente segregación y diferenciación en torno a la calidad del conocimiento que las instituciones deben, por definición, desarrollar y ofrecer; ello porque el rol funcional de la educación superior se trasladaba hacia ser un puente de ascenso social, mediante la entrega de un cartón que garantizara una tecnificación mínima y que, por medio de la competencia entre instituciones, éstas se obligaban a ser atractivas y asequibles para los jóvenes y sus familias.
El despojo radical de la naturaleza y sentido de la educación superior, dada por la barbarie mercantil que arrasa con todo a su paso, dio pie para una crisis de la educación que se extiende hasta el día de hoy y se agudiza sin perspectivas de retorno. Esta crisis, por tanto, tiene su origen en la pérdida de sentido producto del efecto avasallador del mercado, y que da como resultado que el conocimiento sea un tema exclusivo para ciertas instituciones que por la segregación existente reproducen a la elite intelectual; y acaparan el conocimiento que, por su apropiación privada, es solo servil al desarrollo de la burguesía, mientras que la gran masa de jóvenes que acceden y luego salen del resto de las instituciones se transforman en mano de obra tecnificada, con bajos conocimientos y con serias dificultades para aportar y crear otros nuevos.
Es, por tanto, la contradicción principal del neoliberalismo versus la educación superior, la crisis de sentido de esta última (o la resignificación forzosa que el modelo le otorga), entendiendo que se desplaza el conocimiento, su producción y reproducción irrestricta, y su propósito ulterior que es el de contribuir al desarrollo social y humano. Por el contrario, el conocimiento se privatiza, se segrega y se vuelve ajeno al sentido mismo de la educación, la que como resultado asume un rol funcional a la reproducción del mercado a pequeña y gran escala y, bajo este ejercicio, su propia evolución queda en entredicho. La crisis de la educación es, de este modo, inherente al modelo neoliberal, y tiene su origen y desenlace en la crisis profunda del conocimiento.

Por una educación estatal, gratuita y de acceso universal, al servicio de los intereses del pueblo y del conjunto de la sociedad.
Reconocer la contradicción principal de la Esup, nos permite definir el elemento nuclear, sin embargo, requiere irrumpir en una serie de condiciones propias del modelo neoliberal. Entendiendo que desde una política revolucionaria, sabemos que para mejorar sustancialmente las condiciones de vida de las personas, esto solo será posible una vez que transformemos la sociedad en todas sus dimensiones. De acuerdo a esto, es necesario centrar el foco político en la crisis del conocimiento y es necesario quebrar con cualquier dinámica que de manera solapada o evidente perpetúe las lógicas mercantiles en la educación. Por otro lado, hoy si bien como estudiantes se pudiera estar asentados en universidades que representan a una porción de las instituciones menos precarizadas, no debemos pensar entonces que la tarea será definir una política que garantice una posición cómoda. La principal tarea es pensar siempre en el conjunto del pueblo y actuar en concordancia con ello, lo cual muchas veces podrá entrar en contradicción con ciertos intereses particulares, individuales o gremiales. El desafío esta entonces en reconocer aquellos elementos que son rupturistas con la lógica neoliberal y que, acorde con un proyecto revolucionario, son insoslayables para lograr una transformación de estas características en la Esup.
La estatización como medio para garantizar el desalojo del mercado y ejercer por parte del Estado un control directo sobre la propiedad de las instituciones y el conocimiento que éstas puedan impartir y desarrollar, se vuelve un elemento táctico y central, entendiendo que hoy reconocemos la importancia de tensar y abrir un conflicto que permita agudizar las contradicciones del capitalismo. En este sentido, discrepamos de los discursos moderados de gran parte de la izquierda, que cuestiona elementos de forma totalmente salvables por el modelo, es decir, desde cuestionar que la gratuidad sea prioridad de las universidades estatales; que se elimine el lucro, como si esto no tuviera directamente relación con el mercado y la propiedad de las instituciones; que se garantice para el ejercicio de la gratuidad un aporte directo a las universidades, lo cual garantizaría igualmente la recepción de recursos del Estado en las manos de privados; que se avance en la participación y democracia interna de las instituciones, como si esto fuese algo que debe venir por decreto desde el Estado y no ganarse con lucha y organización de los propios estudiantes y que, peor aún, hoy se encuentra absolutamente contenido por las reformas del gobierno (incluso se ha barajado por el tema de la democracia interna como un criterio de acreditación); hasta muchas otras demandas que han aparecido, también cooptadas por el gobierno. No obstante, también comprendemos absolutamente que estatizar no va a cambiar el carácter de clase del Estado capitalista, por lo que para este periodo lo que nos permite es abrir fisuras con el modelo, en términos de disputar el rol del mercado en la provisión y asignación de los derechos sociales, en tanto son entendidos como mercancías y operan bajo la lógica de la maximización de ganancias para el empresariado.
También debemos ser enfáticos en que la estatización tendría que tener como primera función desalojar el mercado de la Esup, pero esto debe ir de la mano con la participación que deben construir los estudiantes en sus planteles universitarios. Participación que se debe construir y ejercer, no demandar; pues el poder popular no se demanda al estado. Hoy queremos ser claros en señalar, producto de la confusión de algunos entre lo que es su táctica y estrategia, y en como transforman la táctica propiamente tal en demanda; no podemos ser útiles para las clases dominantes en relación a desalojar los público del estado y permitir así la predominancia del mercado. El Poder popular es el resultado de un prolongado proceso de acumulación de fuerza social, la cual en la medida que seamos capaces de ir construyendo en relación a la constitución de sujetos sociales en nuestros territorios; entonces se expresará desde estos mismos sujetos; no obstante, en ese sentido todavía estamos en un momento primario que no permite aún ese salto cualitativo. El creer lo contrario respondería a un análisis errado del actual periodo de la lucha de clases, producto de como nubla el mundillo político universitario.

Para Todxs Todo, junio de 2014

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